12/26/2005

PARTIDA DE UN IMPRESCINDIBLE


"Hace pocas horas falleció don Narciso Irureta. Creo que la fecha de su muerte no es casualidad. No es casualidad para el país, porque encarnó durante su vida lo que debe ser un político ejemplar: siempre buscando servir y no ser servido. Siempre preocupado de su unidad, de la superación de sus diferencias políticas y sociales. Tampoco es casualidad para su partido, el PDC,en medio de una campaña y de un proceso interno cuyo ejemplo debe llamar a la reflexión acerca de su misión y espíritu fraterno.Se nos fue nuestro querido "don Narciso". Una semana antes que se internara en la Clínica de la U. Católica tuve el privilegio de almorzar con él junto a otros amigos.En realidad fue un regalo de Dios. Se veía en paz y sonriente, como siempre, ante cualquier comentario irónico de alguno de los contertulios. Don Narciso, su ejemplo y el de tanto otros que ya se han ido - como don Bernardo,don Eduardo, don Radomiro- nos motivó en algún momento para ingresar a la política e incluso para permanecer en ella a pesar de los sin sabores, de la falta de generosidad, frivolidad, autoreferencia, conductas que se presentan con demasiada frecuencia en todos los sectores políticos, en mayor o menor grado, y que es causa de la percepción crítica que tiene la ciudadanía de los partidos políticos, actores claves para la estabilidad de cualquier democracia.Don Narciso siempre nos motivaba a participar a aquéllos que desmotivados habíamos "tirado el mantel" y nos habíamos refugiado en nuestra familia y profesión. Más de alguna vez trataron de clasificarlo dentro de las corrientes internas de su partido, pero él sabiamente fue celoso de su autonomía y opinión propia siempre buscando opinar conforme a un discernimiento personal que siempre tenía como finalidad buscar el bien común del país y partidario.Don Narciso, con usted se van recuerdos de acontecimientos y conversaciones inborrables e inéditas de la historia política de este país que tanto amó. Algunos tratamos de convencerlo que las dejara por escrito para contribuir a su sanación y reconciliación. Sólo Dios sabe y sus más cercanos seres queridos si lo hizo o no, y las razones que tuvo para ello. Nos quedamos con su sencillez, humildad,franqueza, sabiduría y calidez desinteresadas, que extrañamos como patrón de conducta permanente y generalizado en la clase política de hoy."
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Juan Carlos Palma Torres