4/05/2010


Esta cientista política asegura que los chilenos, así como la Concertación, están haciendo el duelo por el golpe recibido de manera sui generis. Agrega que la ciudadanía es sabia y le dará un respiro al Presidente, pero en su momento comenzará a pasarle la cuenta por promesas incumplidas.

Por: María José Errázuriz L.

El terremoto del 27-F movió las fichas del tablero político. Algunos que habían desenvainado sus espadas desde la oposición, debieron guardarlas hasta nuevo aviso.

Si bien, todo indica que la reconstrucción aunará esfuerzos y retrasará peticiones, es un hecho que las demandas se pondrán sobre la mesa y los juicios a la nueva forma de gobernar se levantarán, en su momento, desde la ciudadanía.

Así lo cree la cientista Cecilia Valdés, secretaria ejecutiva de ProyectAmérica, una corporación que reúne lo variopinto del mundo concertacionista, entre otros Enrique Correa, Felipe Harboe, Jorge Navarrete, Claudio Orrego y varios otros.

-Lo que estamos viviendo, claramente, no era lo que esperaba para el inicio del 2010...
“Hemos vivido dos cosas importantes: el cambio de ciclo político, que era algo que medianamente podía predecirse ya que había un riesgo latente de que la Concertación perdiera las elecciones donde se vivió un desgrane y mucho cuestionamiento. A esto se suma una catástrofe, lo que implica dos cambios fuertes para Chile.
“Los que perdieron la elección han hecho una pérdida política importante y el terremoto es una pérdida humana y social de gran magnitud por la cantidad de regiones involucradas y su población.
“Esto nos lleva a un cierto duelo nacional que estamos viviendo bien a la chilensis, o sea, no lo estamos haciendo, le echamos para adelante y tratamos de dar vuelta la página. Nos estamos enfocando rápidamente en la reconstrucción y marchando, cuestión que también se vive en el mundo político, donde no ha habido reflexión”.

-Es duro, pero ¿el terremoto puede terminar siendo bueno para la clase política, al sacarlos del eje donde estaban?
“Creo que a pesar de lo fuerte del terremoto, no sé si la clase política acusó recibo. Creo que se han seguido haciendo las cosas como antes; hay un tema más en la agenda que es la reconstrucción y que es algo en que están todos, pero no veo a la Concertación haciendo las cosas distintas, ni al gobierno de Piñera. Creo que el terremoto no sacudió tan fuertemente a las elites políticas”.

-Muchos hablan de un repensar, un cuestionarse internamente a partir del remezón de los cimientos. ¿Los políticos no están en eso?
“Sí, creo que esto no ha remecido la conciencia de los políticos. Y es una muestra de lo alejada que está la clase política de la ciudadanía. Es una confirmación de la afirmación que estaba en el aire; creo que hay mucho discurso de la preocupación por la reconstrucción, tesis más, tesis menos, pesos más, pesos menos, pero no hay un reconstruirse para un nuevo Chile, que es lo que se necesita para salir adelante.
“Tampoco se ha reflexionado, en la oposición, lo que significó perder las elecciones. Se dan explicaciones, a mi juicio, muy livianas del porqué, pero no ha habido una reflexión en serio de porqué se llegó a ese estado”.

-¿Aún no despierta del golpe que recibió el 17 de enero?
“La Concertación percibe lo que no le gusta a la ciudadanía y cómo debiera hacer las cosas, pero hay una inercia tan fuerte de hacer las cosas de una forma que es muy difícil de romper para cambiar el rumbo, sobre todo, si el rumbo lo dirigen los mismos. Y creo que hay convicción de que hay que hacer las cosas distintas, renovar la política, pero no se sabe cómo hacerlo, no saben como empezar esta nueva etapa”.

-¿El terremoto instaló la posibilidad de una luna de miel o la impidió entre gobierno y oposición?
“En una catástrofe tan grande lo que corresponde hacer es pensar en eso, antes de ir viendo errores. En ese sentido hubo un veranito de San Juan, más que una luna de miel, porque ha sido más corto, donde todos piensan que la prioridad es la reconstrucción de Chile. Eso ha ayudado que el cambio de mando y asunción de Piñera no haya sido tan brusco y genere mucha controversia en la oposición. Pero también es cierto que ésta bien desintegrada, como múltiples liderazgos, un vacío y sin una concordancia”.

-¿Esto va a atrasar el acomodamiento de la Concertación en su rol opositor?
“Sí, la Concertación se va a demorar un rato más en situarse, en coordinarse internamente y en el fondo, distribuir sus fuerzas políticas. Eso lo va a ir haciendo, con más nitidez, cuando se acerque alguna elección, porque ahí la obligación de los partidos va a ser ordenarse. Cuanto más se acerquen las municipales, quizás habrá más coordinación, aunque haya conflictos”.

-¿Les urge encontrar un solo liderazgo?
“Es verdad que sobran liderazgos; uno es la ex Presidenta Bachelet, pero también está Lagos y cuando se habla de recambio, están la Carolina Tohá, Claudio Orrego. Hay liderazgos, lo que pasa es que tiene que haber coordinación interna en ellos”.

-En la vereda del Gobierno, ¿el terremoto entorpeció la instalación o lo que se ha visto, era lo esperable para 20 años de otra coalición? ¿Ha habido inexpertisse?
“Es difícil decir qué hubiera pasado si no hubiera habido terremoto. Creo que el terremoto le exigió a Piñera una instalación instantánea, lo que es muy difícil para cualquier gobierno. Incluso los traspasos de mando dentro de la misma Concertación costaban y Piñera tuvo que hacerlo al tiro”.

-¿Pero no llevaban 20 años esperando esto?
“Sí, pero nunca habían gobernado. Se tiene gente muy docta, con muchos estudios, pero nunca ha administrado el Estado en Chile y el Estado es bien complejo, tiene muchas normas y todo se hace muy lento. No tenía porque tener esa expertisse”.

-El terremoto levantó un fantasma que dice relación con el mundo militar y la civilidad, ¿fue así para la Concertación al no llamarlo en las primeras horas de la catástrofe y lo será para el Gobierno si recurre mucho a ellos y resurge la imagen pinochetista?
“Creo que en estos 20 años, la relación de las FF.AA. y la ciudadanía fue evolucionando a una relación moderna, sacando de ello a los gobiernos. Puede ser que el Gobierno de Bachelet se dio un bloqueo de lo que significan las FF.AA. en Chile y la utilidad que prestan; costó mucho que la gente tuviera confianza en ellas y se logró, tanto es así que la misma gente los pedían y aplaudían. Creo que esa imagen para la Concertación fue muy fuerte, así como la crítica por no haberlos llamado antes; ese es un error político y lo tienen que asumir así.
“Para el Gobierno, tendrá que ser cauteloso. Por el terremoto es incuestionable el rol de las FF.AA. incluso, no sólo en orden, sino para salir de la desgracia, pero es un hecho que no se puede abusar de eso. Creo que la presencia de Piñera en Fuerzas Especiales o adelantarse al Día del Joven Combatiente, fue exagerada y pudieron terminar apagando un incendio con bencina”.

-Este Gobierno ha debido cambiar su programa y agenda, ¿qué tan rápido va a tener que ponerse a caminar y mascar chicle?
“Eso es lo más duro, porque si bien es cierto que el terremoto impactó a la mayor parte poblada de Chile, no es todo Chile y hay un programa de gobierno que se debe cumplir en todo el país y se gobierna para todos los chilenos, no sólo para los que están en zona de catástrofe. Hay prioridades que cambiaron la agenda, pero no se puede olvidar al resto del país y luego, se tiene que ajustar para no provocar problemas con las regiones que se sientan postergadas”.

-¿Qué tan instalado puede estar en la ciudadanía que el terremoto le va a impedir a Piñera cumplir todo lo que prometió y por lo tanto, las demandas sociales sean menores?
“Va a haber un tiempo en que eso se va a comprender, siempre he pensado que tenemos una ciudadanía razonable y sabia, en el sentido que sabe cuando se está abusando de las críticas o se está manipulando. Hay un sensor ciudadano muy sutil. Va a haber un tiempo, en donde la ciudadanía va a esperar razonablemente que no se cumplan las promesas, pero eso tendrá un tiempo.
“Hay cosas que no se van a poder cumplir con la velocidad que se iban a hacer, pero hay otras que se les van a exigir igual y ese es un problema doble para el gobierno de Piñera”.

-¿Algunos dicen que el terremoto fue beneficioso para Piñera, y eso es duro, porque acalló las críticas y ordenó a las fuerzas políticas?
“Ningún terremoto ayuda a ningún Presidente, aunque algunos dicen que hay mandatarios que pasaron a la historia. No, creo que le tocó mal, no sólo porque le puede impedir cumplir con algunas promesas en términos presupuestarios, sino porque además, exige que el Gobierno se preocupe de varias tareas”.

-¿Eliminó ruidos? Los sindicatos han estado dispuestos a darle una tregua.
“Creo que no, hay ruidos aisladamente, pero están dando vueltas. Hay comprensión de que la reconstrucción es prioridad no sólo del Gobierno, sino también de la oposición; hay parlamentarios, alcaldes y militantes de la Concertación damnificados”.

-¿La derecha se habrá dado cuenta, en estos días, que estar en el Estado no es lo mismo que estar en la empresa privada?
“No sé si se ha dado cuenta, pero ya luego se lo va a dar. Efectivamente los procesos y tiempos son muchos más lentos, porque son mucho más controlados y eso está bien si se administra la plata de todos los chilenos. Creo que no ha entendido que un buen gerente no es necesariamente un buen subsecretario.
“Y los conflictos de intereses hacen la pista difícil”.

-¿Ese es un tema que inquieta a la clase política o a la ciudadanía le importa?
“Es un tema sabido por todos. En la campaña afectó a la clase política, más que a los ciudadanos, porque ellos eligieron a Piñera su Presidente pero en la medida que esos conflictos de intereses vayan interfiriendo en la política pública, va a ser cuestionado por la ciudadanía. Piñera está a tiempo de resolver este tema”.

Fuente: www.emol.com

Andrés Palma acusa falta de liderazgo de Bachelet para ordenar a la Concertación


El dirigente falangista sostiene que su partido hizo un esfuerzo mayor al resto de las colectividades durante los 20 años en el poder, ya que cuando era la tienda política mayoritaria cedió espacio para que los otros tuvieran fuerza. Además, acusa que dentro de la coalición no todos estuvieron junto a Frei, debido a que hubo algunos que apoyaron a Marco Enríquez-Ominami en desmedro del abanderado oficialista.

El vicepresidente de la DC, Andrés Palma, acusó una falta de liderazgo de la saliente mandataria, Michelle Bachelet, para ordenar a los partidos de la Concertación para enfrentar las presidenciales, la cual se perdió tras 20 años de gobierno.

Palma admite que hay cierto grado de responsabilidad de la saliente administración en la derrota, pero que el tema es más profundo y explica que “cuando a la Presidenta Bachelet le estaba yendo muy mal en la apreciación política, el análisis era que el problema estaba en los partidos, y comienza a tomar distancia de los partidos y a ganar popularidad. Si me juego por la persona y no por el proyecto, a la persona le va a ir muy bien, pero al proyecto no. En la fase final de Bachelet era la Presidenta y su popularidad enorme, pero eso hacía que el proyecto no tuviera la misma fuerza. Ahí hay una responsabilidad de gestión del gobierno en un período más extenso que sólo el de la campaña”.

El dirigente falangista señala en una entrevista a El Mercurio que existe tanto una responsabilidad del diseño del gobierno como una de los partidos políticos, y añade que si “tienes tres candidatos socialistas que compiten para ser Presidente, entonces tienes un problema en los partidos”.

“A la DC le va mal en la elección municipal y no termina la reflexión, sino que le echa la culpa a otros. Cuando Frei nos llamó a la reflexión, el partido cerró los ojos y los oídos. Cuando elegimos a Bachelet, la elegimos porque era el cambio. Era una mujer, prometía ciudadanía, paridad de género, participación, rostros nuevos, y por eso ganó. Pero si después no pasa todo eso, entonces no hicimos la correcta evaluación de lo que quería el país”, precisa.

Asimismo, es enfático en señalar que a Bachelet le faltó liderazgo para poner en orden la Concertación, ya que son los presidentes los líderes de las coaliciones de gobierno. “Eso se lo pedimos a Aylwin, a Frei, a Lagos y se lo pedimos también a Bachelet. Hay una responsabilidad en liderazgo ahí, sin duda”.

Palma también tiene un reconocimiento a su partido, ya que estima que hizo un esfuerzo mayor al resto de las colectividades durante los 20 años de gobierno concertacionistas.

“Cuando la DC era el partido mayoritario de la Concertación les cedió espacio a los otros para que tuvieran fuerza, porque la potencia de la coalición está en que todos tengan fuerza, no en que unos se coman a otros. Sin duda, los democratacristianos estuvimos con Frei, pero no todos en la Concertación estuvieron con él. Hubo actores importantes que estuvieron con Marco Enríquez-Ominami, y él fue un candidato contrario a la Concertación. Ciertamente, la DC hizo un esfuerzo mayor que otros, que no vieron lo que significaba apoyar desde el principio al candidato de la Concertación”, explica.

Y agrega que acaldes y dirigentes sindicales estuvieron con Marco Enríquez-Ominami, ya que “uno iba a reuniones y se encontraba con gente que decía que iba a votar por Marco…”.

También responsabiliza al candidato a la presidencia del PS, Osvaldo Andrade, de no comprometerse de lleno con la candidatura de Eduardo Frei.

“Ocurrió que un candidato a diputado PS dijo que él no podía comprometer a sus apoderados a trabajar por Frei, porque muchos de ellos estaban con Enríquez-Ominami. Él no le hizo asco a trabajar con la gente de Marco porque necesitaba sus votos para salir”, afirma.

La coalición necesita una “renovación profunda”

Respecto al cónclave que desarrollará la Concertación, Palma dijo que es la coalición la que debe hacer una evaluación seria de las razones por las cuales se perdió la elección presidencial, pero se tiene que hacer primero al interior de cada una de las colectividades.

“Tres partidos tendrán elecciones en junio; lo lógico es que esos comicios sean parte de la evaluación. Si nos vamos a reunir, debemos hacer una reflexión en serio del proceso de cambio que necesita la Concertación para el futuro. El modelo con el cual gobernamos 20 años se agotó, tenemos que concursar de nuevo ante el país con un nuevo modelo”, señala.

El vicepresidente de la falange sostiene que es necesario estar abierto a todas las reflexiones y críticas, pero que es fundamental defender las obras hechas durante los 20 años de gobierno. Sin embargo, asegura que si la defensa significa “repetir lo que hicimos estamos liquidados, porque hay varias cosas que hicimos mal”.

Sobre la visión que existe en varias figuras del PPD y del PS, que ven una Concertación sin la DC, Palma afirma que su partido va estar en el bloque de los que no tienen intereses que defender. “El drama es que los grandes empresarios se pusieron al lado. Creo que eso es parte del trauma que aún existe de la Unidad Popular”.

Además, cree que es necesario que la coalición de fuerzas democráticas deba seguir existiendo “porque falta equidad, profundización de la democracia y participación en el país”.

Parlamentarios DC con Piñera dan “señales erráticas”

Para Palma, algunas apariciones de legisladores de su partido con el Presidente Sebastián Piñera son “comportamientos que dan señales erráticas”.

Sin embargo, sostiene que no ha visto opiniones de ellos que digan que la DC está incómoda dentro de la Concertación.

“He leído muchos documentos, incluido el acuerdo del consejo, en que se dice que estamos incómodos con esta Concertación, pero no con la Concertación. Creemos que la coalición debe renovarse, pero nadie plantea un modelo de oposición política diferente”, explica.

Fuente: www.elmostrador.cl

4/01/2010

LA DC Y EL TERREMOTO

Hoy existen dos democracias cristianas: Una constituida por una élite parlamentaria y alcaldicia, y ex-gubernamental muy preparada para ser oposición, con ONG, institutos e infraestructura acorde a este nuevo rol; y un partido anónimo, pobre, carente de recursos, con sedes precarias (y en las regiones afectadas por el terremoto, en el suelo), sin tareas políticas concretas, envejecido, y sin presencia en el mundo social y comunitario.

El efecto inmediato que la catástrofe provocó en la DC, fue suspender el proceso de renovación de nuestras autoridades por tiempo indefinido. Es claro que no se puede efectuar tal proceso como se tenía previsto, más aún cuando en cinco importantes regiones (V, RM, VI, VII y VIII) la situación de muchos militantes y sedes comunales es dramática.

La primera DC está funcionando. Hace oposición, participa en el debate público a través de los medios. Se organiza y se instala en el espacio que la sociedad y la institucionalidad del país le brindan. Interactúa con el nuevo gobierno, refuerza sus ONG y Centros de Estudios con ayudas externas y estrechos vínculos con las demás élites nacionales. Incluso debaten entre sí sobre la oportunidad de tal o cual actividad. En todo caso, sería raro que esto no fuese de esta manera.

El otro partido está paralizado, agotado, sin rol. Hay un fuerte y duro debate a través de Facebook y otras redes sociales, de muchos camaradas y simpatizantes que se movilizaron activamente para las presidenciales, y que está molesta por la falta de renovación partidaria. Además, mucha militancia de base está desarrollando estrategias de sobre vivencia y de reinserción en lo laboral y en lo social, que les impide por ahora, jugar un rol político al interior del partido.

¿Qué hacer?

Sin duda, se requiere conducción y liderazgo, junto con una estrategia partidaria que enfrente a los años de oposición que vienen.

En lo inmediato, conducir a la DC los próximos dos años requiere una Directiva Nacional que asuma la integración armónica de ambos mundos partidarios.

¿Quiénes pueden liderar? Antes del Terremoto el debate era como se instalaba una nueva élite dirigente de no tan jóvenes líderes emergentes y simultáneamente, la necesidad de realizar un diagnostico autocrático de los 20 años siendo partido de gobierno.

Hoy, el tema es otro: consiste en la urgencia y la necesidad de posesionar a una DC integrada en una sociedad que se abandonó a partir de los noventa y que progresivamente dejó de apoyarnos elección tras elección, con la notable excepción de las municipales del 2004.

Un primer paso urgente es que la DC, que sí puede ser oposición, entienda que la otra DC necesita ser reconstruida, con camaradería y fraternidad. Ello pasa por la renovación de nuestras directivas a todo nivel, la definición de un plan estratégico al menos hasta las municipales del 2012, el relanzamiento del Quinto Congreso a fin de ir precisando nuestro futuro programa como partido opositor, y la entrega de un rol concreto a cada militante y estructura partidaria en el mundo social.

DAVID HERRERA BARRIENTOS
ABOGADO