3/23/2010

Por qué Piñera no vende aún las acciones de LAN


Ejecutivos de Celfin desmienten a Von Baer y explican razones del “atraso”

Piñera busca un comprador para Axxion, la sociedad dueña de las acciones LAN, también de propiedad del Presidente, ya que al tener un comprador de esta compañía,
se evitará pagar impuestos por aproximadamente 50 millones de dólares al Fisco.

“Quien debe aprobar el precio de venta de las acciones de LAN es Piñera”. De esta manera un ejecutivo de la corredora de bolsa Celfin Capital, que habló con El Mostrador pidiendo expresamente que su identidad no fuese revelada, se refirió a los dichos de la Vocera de Gobierno, Ena Von Baer, quien señaló que el retraso en la transacción se debía a “situaciones internas de la institución”.

De acuerdo a esta misma fuente, Piñera no concretó la venta de estas acciones porque después del terremoto y maremoto que afectó a nuestro país el pasado 27 de febrero, “las acciones bajaron ostensiblemente su precio, llegando a los 8.800 pesos, mientras que el paquete vendido anteriormente a la familia Cueto fue a 9.099 cada acción, es decir 299 pesos menos por cada una de las acciones”.

Otro ejecutivo de la empresa aseguró a El Mostrador que el retraso también se debe a que Piñera busca un comprador para Axxion, la sociedad dueña de las acciones LAN, también de propiedad del Presidente, ya que al tener un comprador de esta compañía, se evitará pagar impuestos por aproximadamente 50 millones de dólares al Fisco. Y este comprador, hasta el momento, no ha aparecido.

La Ministra Von Baer señaló la semana pasada que “desde el momento en que el Presidente de la República da el mandato de vender, este no es un tema de Gobierno”. Esta afirmación también fue refutada por los ejecutivos de la corredora de bolsa, quienes aseveraron que “el mandato se refiere a la búsqueda de un comprador, pero el precio y las condiciones de venta las define el cliente”.

En Celfin aseguran que ellos se encuentran a la espera de la decisión que tome su cliente, y que la empresa ha cumplido a cabalidad el acuerdo previamente firmado. Celfin Capital es una empresa con una trayectoria reconocida a nivel nacional e internacional, por lo que no están dispuestos a ver cuestionada su imagen incluso por el Presidente de la República, quien es amigo de uno de los socios propietarios de la corredora, Jorge Errázuriz.

El periplo de las acciones

En abril del año 2009, el candidato a la presidencia Sebastián Piñera inició su desvinculación del 26,33% de LAN. En ese momento, el ex senador entregó un mandato de análisis y propuestas de alternativas de venta y custodia de inversiones a Celfin Capital.

Debido a un pacto que mantenía con la familia Cueto, la primera oferta fue para ellos. En febrero de este año, el grupo acordó comprar el 8,56% de la aerolínea en US$ 499,6 millones. Con esta operación, los Cueto aumentaron su participación en la aerolínea a 34,06%, convirtiéndose en los nuevos controladores de la compañía.

Días después, Celfin remató un paquete que representaba el 6,44% de LAN y que se encontraban en posesión de Axxion, la sociedad de inversión de Sebastián Piñera.

A través de esta venta, la sociedad del Presidente recibió US$ 374 millones, en el que fue el cuarto mayor remate de títulos que ha vivido la Bolsa de Santiago.

El 26 de febrero las acciones de LAN subían como la espuma, alcanzando los 9.260 pesos por acción, pero a partir de esa fecha el precio comenzó a bajar.

Según trascendidos, el 11,3% de LAN Airlines, que todavía está en manos del Presidente Piñera en la sociedad de inversión Axxion, sería finalmente adquirido por un fondo extranjero.

Fuente: www.elmostrador.cl

3/11/2010

Ni Príncipe ni Mendigo

Por Javier Espinoza

El terremoto en nuestro país no solo movió la tierra, modificando el entorno de nuestras ciudades y poblados afectados, no solo son los efectos producidos por el maremoto los que se vieron sometidas a esta presión contenida. Las estructuras sobre las cuales se basa nuestra sociedad se han visto fuertemente afectadas.

Y cómo no iba a serlo, si el modelo de desarrollo ha mostrado su lado más débil. La mano invisible del mercado no logra dar respuesta acertada a la catástrofe sufrida. Ya se trate de humildes pobladores como de trabajadores profesionales, la tan manoseada clase media, que ven como se demuelen sus hogares, comprados con el esfuerzo de años y que inescrupulosas empresas constructoras e inmobiliarias han jugado con sus sueños y anhelos.

¿Qué tiene que ver eso con el partido?

Simple, fuimos nosotros los que manejamos este modelo. Sí, quisimos darle otro cariz. Sí, quisimos y armamos cierta red social que intentó minimizar los efectos negativos que presenta un mercado desregularizado. Sí, Pero descuidamos otros aspectos no menores, los cuales no supimos atender, no quisimos ver, o simplemente ignoramos porque en términos generales lo hicimos bien y logramos un adelanto importantísimo de nuestro país de lo cual nos debemos sentir muy orgullosos.

Pero las desigualdades hoy saltan a la vista con más fuerza. Es falso que el terremoto afectó por igual a ricos y pobres. La clase acomodada preocupada porque se cayó una pasarela del mall portal la dehesa, no daba crédito a los saqueos de otros acomodados de Concepción. No se trataba de turbas muertas de hambre, un lcd o plasma no quita el hambre, ni van en sus SUV o 4x4 llevándose cosas así. Las preocupaciones eran distintas para privilegiados y devastados.

Esas desigualdades también se aprecian en el partido, se viven. Hay ejemplos dignos de solidaridad y preocupación por los camaradas, pero que rota está la real fraternidad interna. La JDC rápidamente va en ayuda de los necesitados, pero como funcionó la red interna del partido?

Los antiguos “próceres” llegaban a las más disímiles comunas y se acercaban a saludar a militantes que no conocidos en Santiago, hacían partido en esas comunas. Hoy algunos ni siquiera se dignan saludar a dirigentes de base a los que se cruzan por la calle. Claro cómo lo van a saludar si nunca fueron a una base , si nunca han tenido vida partidaria.

Cuando hablamos de terremoto social, como lo dice el padre Berríos, debemos mirarnos también internamente como partido. Donde están los lazos, donde está la confraternidad, donde está esa igualdad que siempre pregonamos?

Algunos han usado, abusado y recontra utilizado cuantos vínculos fue posible utilizar para obtener cargos (sin tener la mínima capacidad, aptitud y actitud para el cargo) ganarse becas, para transformarse en comentaristas políticos de TV, para hacer de la política otra muestra más de la farándula. Sillitas musicales fue un acierto comunicacional para referirse a este tipo de militantes que sin ninguna historia partidaria usaba sus contactos, amigos y familias, para hacerse de los más variados cargos. Para ellos el modelo les fue funcional. Algunos que casi con fórceps salieron de sus carreras universitarias, tuvieron la posibilidad de irse “becados” (y algunos con sueldo) a distinta universidades del mundo a estudiar.

Hoy algunos quieren profundizar y replicar la misma brecha que existe en nuestra sociedad, en nuestro partido. Y no se trata de ser ingenuos al pensar que antes no existió la diferencia entre una elite económica, intelectual y las bases. No, se trata justamente de lo contrario, reconocer que las brechas y diferencias profundas que hoy salen a la luz en nuestra sociedad, se comiencen a cambiar partiendo por quienes nos llamamos motores de cambios sociales, por quienes supuestamente luchamos contra las desigualdades, partir por el partido para que la democracia interna realmente funcione, donde las componendas y mesas de acuerdo no tengan cabida y profundicemos de verdad la democracia partiendo por casa. Donde los privilegiados de siempre no sean quienes modelen todo para su beneficio y el de sus grupos, donde no necesites ser ni príncipe ni mendigo para acceder a los cargos y se respete tu opinión, sin discriminaciones de ningún tipo.

No, no se trata de quitarles a unos para darles a otros, Robin Hood no sirve en esto. Algunos que ya han tenido cargos públicos por suficiente tiempo, no pueden venir a tomarse el partido “volviendo” a donde nunca estuvieron. No importan los cargos internacionales, no importan los cargos en ministerios y servicios públicos, no importa las apariciones permanentes en programas de televisión, esto no es un reality show.

Los méritos deben primar y no se trata simplemente de una meritocracia, sino de que la catástrofe social de la que hablan algunos padres de la iglesia, comience a ser modificada desde sus bases y por quienes tienen el deber y la responsabilidad de luchar por los más débiles y las desigualdades, independientemente de quien se trate.

No por nada durante mucho tiempo fuimos un partido de vanguardia, de cambio, revolución o reformismo, den el nombre que quieran. Lo importante es que hoy, desde la oposición tenemos la posibilidad de generar el verdadero cambio social que la gente espera de los democratacristianos……. La pregunta es: estaremos a la altura dejando afuera nuestras ambiciones y elitismo (abierto u oculto), dejaremos nuestro nepotismos internos con familias que parecen dueñas del partido, dejaremos que queden sin responsabilidad quienes dirigieron y cometieron todos los tipos de errores posibles para que nuestro candidato perdiera, dejaremos libres de toda responsabilidad a aquellos que a nivel de ODCA acogieron con los brazos abiertos a partidos de derecha (algunos casi facistas) como el PAN (México), o el partido nacional (o blanco de Uruguay), y sembraron la tierra para que algunos como Ravinet y otros se sintieran a sus anchas en un gobierno de derecha. Dejaremos que finalmente el modelo impuesto por la dictadura dirija para siempre nuestro accionar como partido?

Podemos seguir mucho tiempo con otras preguntas, pero las respuestas y las soluciones las encontraremos solo en la medida en que comencemos a cambiar, cambiar internamente, cambiar en nuestro discurso, en nuestras comunicaciones, en nuestro actuar, en nuestras definiciones, cambiar aquello que precisamente nos pasó la cuenta en estas últimas elecciones, retomar nuestra consecuencia entre el pensar y el actuar, entre lo que pregonamos y hacemos, entre lo que nuestro principios nos indican y lo que realizamos. Esa es la verdadera renovación y no la centrada en un tema de edad, ya hay demasiados “jóvenes” que quieren perpetuar esas mismas prácticas que condenamos.

El pueblo espera a los demócratas cristianos porque parece que aquellos que hoy marchan no somos los mismos de 1810, ni los que caminaron antaño…...

¿Que te hicimos, querido Chile

Por Juan Claudio Reyes S.

Tres noches después del terremoto una de mis hijas recibió, del guardia de la cuadra el rumor que vendrían, los vecinos del Cerro 18, de Lo Barnechea, a saquear las casas donde vivimos, un buen barrio de esa comuna.

Por supuesto nos preocupamos, en primer lugar de despejar el miedo en los niños.

Miedo, una de las sensaciones mas repetidas después de la tragedia.

Los que habitaban las zonas mas afectadas sintieron el miedo al descontrol de la naturaleza; a no saber que pasaría con ellos y, desgraciadamente, a la acción de delincuentes que incluso robaban en los restos de las casas de los damnificados.

Miedo también sintieron los habitantes de los edificios que mas sufrieron, por no saber si sus habitaciones fueron construidas por profesionales o por delincuentes disfrazados de constructores.

Miedo sintieron algunas autoridades de gobierno, vacilando en el llamado a los militares, como paradoja del cierre de un ciclo de veinte años.

Miedo sintieron de equivocarse, los que tuvieron que tomar decisiones que tal vez hubieran evitado algunas víctimas fatales. Se equivocaron a favor del miedo y en contra de los ciudadanos.

Miedo sienten muchos políticos, que deambulan sin saber cual puede ser su participación en esta tragedia.

Esta sensación de miedo se extendió casi a todos los segmentos de la sociedad.

El segundo elemento que develó esta catástrofe dice relación con un cambio cultural profundo, que se ha producido en nuestra sociedad en las últimas décadas.

Imperceptiblemente, producto de otro de los “consensos” a los que han arribado las elites, se le ha asignado el máximo valor social a los “emprendedores” que, en nuestro burdo lenguaje provinciano, significa la opción por la solución individual, con desprecio de los esfuerzos colectivos y el desapego de normas éticas en las relaciones sociales y económicas.

Así lo entendieron los que construyeron edificios con ladrillos rellenos con papeles. O los empresarios de las carreteras concesionadas, que estiraron las normas, para incrementar la rentabilidad del negocio.

También hicieron lo propio los saqueadores, que vieron en la tragedia la “posibilidad de emprender”, sin Dios ni Ley. Total, si lo hacen los grandes, porque no los chicos…cuando se presenta la oportunidad. Los saqueadores utilizaron información privilegiada: supieron de la oportunidad y la tomaron. ¿Qué los diferencia de otros?

El otro saqueo se produjo en el barrio alto de Santiago, donde los que tenían las despensas llenas repletaron los supermercados, el domingo, antes de ir a misa, para salir con dos o tres carros colmados de mercadería, mostrando todo su afán de ostentación y egoísmo. Pero también con miedo, que en estos sectores se sublima acudiendo a la abundancia.

Claro, se nos dirá que luego vino la Teletón y el despliegue de muchos que han querido ayudar. Esto es cierto, pero quedan algunas reflexiones que es útil hacer.

Nuestra sociedad se ha transformado. Es un país mas rico, medido por el ingreso per cápita. Pero infinitamente mas pobre, medida por la calidad de nuestras conductas colectivas.

No resulta aceptable que un país gaste decenas de miles de millones de dólares en compras de armas que, Dios quiera, nunca se ocuparán, y no se disponga de recursos tecnológicos para auxiliar con premura a su propia población en situación difícil.

Mucho Scorpene, F16, Leopard y equipamiento militar, pero ningún teléfono satelital para comunicar algún sistema de prevención en situaciones de catástrofe.

Tan solo algunos días antes uno de los jefes militares se jactaba de que podían golpear muy fuerte a nuestros hermanos peruanos, pero fue incapaz de usar esas mismas manos para trabajar por sus compatriotas con la premura que la situación ameritaba. Ni siquiera para disponer de un modesto helicóptero, que trasladara a la Presidenta a los lugares afectados.

Algunos, en su afán de evadir responsabilidades de los “emprendedores”, pretenden hacer creer que todos los errores provienen del aparato del Estado, olvidando que la telefonía celular, que se vino al suelo es sólo administrada por privados. Y que los edificios y las carreteras construidos saltándose las normas también son obra del de ese mismo sector.

Son los mismos que se han opuesto a que los Colegios Profesionales recuperen la tuición ética sobre sus asociados; o que se dote a los municipios de mayores recursos para fiscalizar; ………

El tercer tema que develó este evento dice relación con la destrucción de las organizaciones de la sociedad civil.

Nuestra sociedad ha desarrollado un profundo desprecio por las organizaciones sociales. En ello, desgraciadamente, se encuentran todas la elites, independiente de su orientación, en una nueva demostración de los consensos entre quienes han administrado los diferentes poderes en el país.

Frente a la tragedia, el gobierno se ha reunido con empresarios, dueños de supermercados, etc., lo que es sin duda muy acertado. Sin embargo, nada ha ocurrido con organizaciones de trabajadores, estudiantes o vecinos, probablemente suponiendo que ellas nada tienen que hacer frente a esta adversidad. Lo peor es que ello es en buena parte así. No en vano se les ha despreciado durante tanto tiempo, que su nivel de desarrollo alcanza niveles cada vez mas bajos.

Las redes de radioaficionados, que tanta utilidad prestaron en anteriores terremotos, hoy no existen. Y las mas de 300 radios comunitarias, no son consideradas por ninguna autoridad, pese a ser, en una cantidad muy importante de comunas “el” medio de comunicación para los vecinos.

Como siempre ocurre en las situaciones límites, es posible percibir lo mejor y lo peor de lo nuestro. Aquí se ha develado la dirección de los cambios culturales que nuestra clase dirigente ha impulsado.

Desde los gobiernos “progresistas” hasta la oposición neo liberal se coincidió en un solo sentido: el fomento del individualismo, como motor de la construcción social, por sobre el valor de lo colectivo. Y ello se manifestó de manera brutal en esta tragedia. El grito que anidó en la conciencia colectiva y recorrió todos los estratos fue “sálvese quien pueda”.

Algunos pobres y otros no tanto, que miraban por televisión el país de los ricos, creyeron que había llegado su hora. Y algunos ricos que lucraban construyendo con ladrillo y papel pensaron que nunca serían descubiertos.

Qué nos deja en evidencia entonces este llamado de la naturaleza? Pues lo que sabemos hace años y que se ha querido acallar por moros y cristianos: la inmensa desigualdad económica y social que ha caracterizado el modelo de desarrollo implementado por la Concertación y aplaudido con fervor por la derecha y los empresarios.

Allí estaban, entre los mas afectados, –como siempre- los mas excluidos, aquellos a los que la supuesta modernidad, que muestra la televisión, les ha llegado solo en imágenes.

Exclusión de los mas débiles, ausencia de Justicia Social, fomento del egoísmo y falta de rigor en la respuesta del Estado conformaron un escenario propicio para que la tragedia de la naturaleza develara la tragedia social que hemos construido colectivamente.

Puede que sea temprano para una evaluación final; pero ha pasado demasiado en que, desde todas las elites se ha privilegiado la solución individual, fomentando un egoísmo extremo en todos los sectores sociales.

Se podrá revertir esta tendencia?

Tal vez, tal vez cuando se le devuelva a los ciudadanos y sus organizaciones el valor que les ha sido escamoteado.

3/06/2010

UN DOBLE TERREMOTO

Por Felipe Berríos

El reloj marcaba las 3:34 de la mañana del sábado 27 de febrero cuando comenzó a moverse la tierra en gran parte de Chile. En los primeros segundos muchos pensaron que era un temblor más a los que nuestro país ya nos tiene acostumbrados. Sin embargo, el temblor no se detenía e insistentemente aumentaba cada vez más su intensidad. Por dos minutos y medio -y en el epicentro aún por más tiempo- todo se sacudió. Ya no era un fuerte temblor sino que un gran terremoto acompañado en algunas zonas costeras del país de un destructor maremoto.

Se lo ha catalogado como el segundo terremoto más grande de nuestra historia. Sin embargo, la infraestructura del país, sus casas y edificios soportaron bien el embate. La mayoría de las viviendas que sucumbieron eran construcciones viejas no antisísmicas y muchas de adobe. Quizás lo que más causó muerte y daños fue la furia del mar, que en ciertos puntos geográficos arrasó con todo.

Fuera de aprender de lo vivido y prepararse para una próxima vez, humanamente no podemos detener los caprichos de la naturaleza que cada cierto tiempo se las ingenia para recordarnos nuestra fragilidad.

Pero esta vez ha habido un verdadero doble terremoto. Pues junto con la muerte y los destrozos materiales propios de un fenómeno de esta magnitud, el país también ha sufrido otro tipo de daños causados por ciertas “fallas estructurales graves” en el plano valórico. Que tal vez sean las más difíciles de reparar para el futuro.

El pillaje que se desató no fue provocado por gente desesperada que llevaba semanas sin alimento ni agua. Pues nadie se alimenta ni calma su sed quemando locales y destruyendo, ni menos robando artefactos eléctricos, ropa o artículos de línea blanca. Fue un triste espectáculo, al cual no estábamos acostumbrados. Más bien lo propio de una catástrofe nacional era una espontánea reacción solidaria tanto de las víctimas como de los otros ciudadanos, que si bien es cierto también se dio y con creces, ésta no fue capaz de contrarrestar las actitudes de saqueos y robos que espontáneamente mostraba una desconocida y peligrosa debilidad estructural de nuestra sociedad.

Este nuevo fenómeno social de egoísmo debemos estudiarlo y reflexionarlo. Así como por los estragos del terremoto de los años sesenta el país aprendió a reforzar las construcciones con normas que las hicieron antisísmicas, e hizo posible que ahora la inmensa mayoría de las viviendas e infraestructuras soportaran bien este terremoto, así también debemos detectar las fallas sociales y aprender la importancia de desarrollar medidas que refuercen los pilares valóricos sobre los que está construida nuestra sociedad.

Los expertos dicen que la fuerza de este terremoto se debe a la liberación de energía acumulada por años por el encuentro de las placas que componen nuestro subsuelo. El terremoto social que produjo saqueos y destrucción se debe tal vez a una parte de la sociedad que imperceptiblemente ha ido acumulando por años decepción por sentirse marginada del desarrollo y que lentamente ha ido corroyendo sus valores por el desengaño y los antivalores. Así, injustificadamente, ha liberado toda la frustración acumulada en un comportamiento explicable sólo en quienes no tienen nada que perder.

Fuente: emol.com