5/12/2006

Creación del Ministerio de Justicia y Seguridad Ciudadana

En la publicación del mercurio del día 12 mayo del presente se señala que el Gobierno ha informado sobre dos alternativas para abordar la nueva institucionalidad sobre seguridad ciudadana, pero considero que falta incorporar una tercera para analizar ventajas y desventajas: Creación del Ministerio de Justicia y Seguridad Ciudadana, al menos con una Subsecretaría de Justicia y otra de seguridad pública o ciudadana. Ello porque una política criminal requiere contar con unidad del mando sobre los servicios que intervienen en todo el circuito asociado a la comisión de delitos: prevención, control, persecución, sanción, rehabilitación y evidentemente las Policías. De acuerdo a la ley orgánica del Ministerio de Justicia a éste le corresponde llevar la relación entre Ejecutivo y Poder Judicial. Además, si bien el Ministerio Público es autónomo la relación con éste también se da fundamentalmente a través del referido Ministerio.

Esta propuesta como las dos mencionadas por el mercurio no es efectivo que vulneran el mandato constitucional, tampoco creo que ello signifique no cumplir con el compromiso programático de la Presidenta Bachelet. No es posible entender que se genera una nueva institución siempre de la nada, puede significar también la reformulación de una existente, agregando competencias y, en consecuencia, sustrayendo competencias de otra. Creo que parte de la modernización del Estado pendiente tiene que ver con este tipo de ejercicios: revisar competencias para evitar duplicidades, asimetrías, en fin, reordenamientos intraministerios y entre ministerios, y generar entes fiscalizadores en áreas de servicios de utilidad pública que carecen de ellos.

Lo que es efectivo es que una de las propuestas señaladas por el referido medio de prensa no cumple el acuerdo político-gestado en el Senado básicamente- cual era sustraer la seguridad pública de un ministerio eminentemente político como es el Ministerio del Interior, lo que no significa que no se pueda revisar la misma, si existen argumentos convincentes para ello. Lo relevante es no descartar para el análisis alternativas que permitan generar un cuadro completo para construir consensos políticos vitales en torno a un tema de enorme trascendencia para nuestro país.

Por Juan Carlos Palma

5/04/2006

El trabajo humano, clave esencial de la cuestión social

Homilía del Vicario para los Trabajadores, P. Rodrigo Tupper Altamirano, en el día de San José Obrero de 2006.

Queridas hermanas y hermanos:

En primer lugar quisiera expresar la alegría que me da el que nos reunamos en este 1º de mayo, día de San José Obrero, junto a nuestro Pastor, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, y junto a ustedes, trabajadores y trabajadoras, hombres y mujeres dedicados al servicio público desde los sindicatos, el parlamento, el gobierno y la oposición.

Por primera vez me corresponde hacerlo en calidad de Vicario para los Trabajadores, encargo con el que me ha honrado el Sr. Cardenal y que, sin duda, constituye uno de los más hermosos desafíos que me ha tocado asumir en mi vida. Los Vicarios somos como “los brazos y las manos” del arzobispo. Él nos confía las tareas y nosotros las hacemos en su nombre. Delante de él y de ustedes reafirmo mi compromiso de servir con todas mis fuerzas y capacidades esta tarea pastoral de acompañar a los trabajadores. Muchas gracias, Señor Cardenal.

1. Jesús resucitado, gran noticia de la humanidad

El otro día, en las noticias, creí ver que decían “Jesucristo resucitó”. Seguramente estaba un poco dormido y sólo lo soñé o me lo imaginé. “El discutido líder religioso, que fue horriblemente torturado y ejecutado, se levantó de la tumba, venciendo a la muerte, durante la madrugada del domingo 14 de abril. Sus discípulos, asustados, aún no creen lo que ven sus ojos.” Esa habría sido una gran noticia, el mejor titular. Habría dado para un “Informe Especial”, una edición extra de “Contacto” y para los mejores reportajes del planeta.

Es que esta es la mejor noticia que tenemos. La voceaban con campanas, caballos y banderas los cuasimodistas que llevaban la comunión a los enfermos por los campos que circundan la capital. Lo hacían también en bicicletas, carretelas y camionetas engalanadas en los sectores populares de Santiago. ¡Qué hermosa tradición, llena de alegría y colorido popular!

Pero las noticias que hoy nos hablan de “tradición” y de “popular” son otras.

Es una tradición que cada primero de mayo las noticias hablen de la tradicional marcha, las tradicionales demandas de las centrales sindicales, las tradicionales injusticias que sufren los trabajadores, explotados o maltratados por empresarios que entienden muy mal qué significa la tradición católica. Es toda una tradición.

Hoy lo popular sale a las calles, con custodia policial, pero sin más restricciones. El clamor popular de los trabajadores se escucha en la festividad de San José Obrero como en ningún otro día del año. Hoy se oye, pese a las peleas y divisiones de los dirigentes, la voz de los trabajadores y trabajadoras como si fuera una sola. Es verdad que la gran mayoría no participa en marchas populares o en actos. Por ese motivo se está transformando en una tradición decir que vino poca gente a tal o cual acto.

Es tradición, a veces popular y a veces no, que el gobierno y la oposición se peleen en estas fechas en torno a propuestas que prometen mejorar la vida de los trabajadores. Es cosa de mirar los diarios.

Pero ¿Saben qué? Las noticias de estos días están extraordinariamente ligadas a la noticia que les contaba al comienzo. La de Jesús Resucitado. ¡ Si, esa. Precisamente esa !

2. Vivir con la dignidad de personas resucitadas

La tradición más importante de la Iglesia Católica, la tradición popular que está por encima de todas las demás ha sido, es y debe seguir siendo, defender la dignidad sagrada de todo ser humano, porque es hermano de Jesucristo, porque es hijo e hija del Padre Creador, hechos a su imagen y semejanza.

Las noticias de hoy, sobre economía, política, las noticias policiales, populares, son TODAS acerca de ese carpintero de Nazareth, crucificado y resucitado.

2.1. Proyecto de ley sobre la subcontratación

Si como Iglesia de Santiago felicitamos hoy el proyecto que regulará la subcontratación de trabajadores por parte de las empresas, es porque creemos que debe terminarse la injusticia a que hoy están sometidos esos padres y madres de familia. Debe darse a los empresarios –grandes y pequeños- la responsabilidad de garantizar los derechos de los hombres y mujeres que trabajan para ellos, a través de empresas subcontratistas. Que no se vuelva a repetir que respetar sus derechos como corresponde va a crear cesantía.

¿O es que íbamos a encontrar terrible la corona de espinas de Jesús, y no íbamos a levantar la voz para denunciar el sufrimiento de las familias agobiadas por empleos precarios?

2.2. La injusta distribución de los bienes

La injusta distribución de los bienes provoca una confusión que lleva a pensar que el centro de la existencia humana está en el tener y no en el ser. El trabajo parece perder el sentido, pues lo importante es el consumo. La plata pasa a ser lo importante, y no la realización del ser humano a partir de su trabajo. Una “cultura de la solidaridad” coloca el centro de la vida en el “ser” y entiende el “tener” como un medio para ayudar al desarrollo del ser.

Si miramos con los ojos de la cultura de la solidaridad, podemos afirmar que el mundo no sufre hoy de falta de riqueza, sino de una mala distribución de esa riqueza. Como afirmara en su momento Pablo VI ante las Naciones Unidas, lo que falta no es el pan, sino agrandar la mesa para que todos puedan sentarse. El mundo no sufre hoy de falta de oportunidades de trabajo para que todos puedan desarrollar su vocación de co-creadores, sino que sufre del desorden que implica una sociedad ordenada exclusivamente por el mercado; desorden en que algunos trabajan hasta doce horas, mientras otros no encuentran empleo; desorden en que algunos son obligados a trabajar sábados y domingos, mientras los jóvenes no pueden adquirir la experiencia en un empleo.

2.3. Menos pobres aunque más endeudados

Faltan muchas cosas en nuestro país, y a veces vemos que equivoca sus pasos. Hoy hay muchos menos pobres que hace 20 años, pero el escándalo de la inequidad no ha desaparecido. Además, los pobres de ayer, a quienes hoy les alcanza para sacar una tarjeta de crédito de grandes tiendas o supermercados, ahora sufren el agobio de las deudas. Miles de familias están endeudadas por 20 o más veces su sueldo mensual. ¿Por qué? En parte se debe a la fiebre del consumismo que la misma sociedad atiza cada día. Pero, en parte, también, porque el papá compra regalos para su esposa y sus niños, para compensar las horas que no los ve, el cariño que no alcanza a entregarles luego de trabajar 10 o 12 horas diarias y gastar otras más en los medios de transporte urbano. Es una herida provocada en el amor de esas familias, que hoy son menos pobres en cuanto a ingresos, pero no más felices.

En ese sufrimiento que despoja la dignidad de esa familia, ahí bajan de la cruz al Señor atravesado, y lo reciben su madre María, María Magdalena y San Juan, el discípulo más joven.

3. El trabajo que humaniza

3.1. Una sociedad vive del trabajo de sus ciudadanos

Un abogado chileno escribió hace 59 años “Por el trabajo el hombre da lo mejor que tiene: su actividad personal, algo suyo, lo más suyo, no su dinero o sus bienes, sino su esfuerzo, su vida misma. Con razón los trabajadores se ofenden ante quienes consideran su tarea como algo sin valor, desprecian su esfuerzo no obstante que se aprovechan de sus resultados. Igualmente sienten cuan injusto es que pretendan hacerlos sentir que ellos viven porque la sociedad bondadosamente les procura un empleo. Más cierto es decir que la sociedad vive por el trabajo de sus ciudadanos”. Este abogado era el padre Alberto Hurtado.

La sociedad vive por el trabajo de los ciudadanos, no por las ventajas del mercado globalizado o por la rentabilidad de los activos financieros. La sociedad está viva por sus trabajadores, que es muchísimo más que simple actividad económica. Es Cristo vivo en cada hombre y mujer.

Como ha dicho Juan Pablo II en su Carta Encíclica sobre el Trabajo Humano: el trabajo constituye una dimensión fundamental del ser humano, “el trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre” (LE, 3).

Hoy tenemos muchas razones para conmemorar este 1º de mayo, pero decimos con tristeza que también se ensombrece al ver los rostros de aquellos que sienten que el crecimiento económico y la modernización no les toca y, muy por el contrario, se sienten víctimas de la exclusión social. ¿Cuántos jóvenes, adultos mayores, migrantes, no pueden sentirse plenamente parte de la sociedad chilena, sino más bien son el reflejo de una “sociedad de la exclusión?”.

3.2. Respeto y vida digna para los pensionados

Esperamos con sincera suspicacia el resultado de la comisión que estudia una reforma al sistema previsional. Ha habido propuestas de diversa índole, desde las que solicitan al Estado complementar las cotizaciones de trabajadores y empleadores con un “pilar estatal”, hasta otras que plantean flexibilizar inversiones y cobros e incluir subsidios. Levantamos nuestra oración para que el resultado de esta discusión mire al fondo de los ojos de nuestros jubilados de hoy y de mañana. Exhortamos a autoridades y legisladores a considerar ante todo los valores de la solidaridad y la dignidad humana como la medida última de sus leyes.

3.3. Trabajo decente para los activos

Nuestro país para muchos constituye un ejemplo en América Latina. No obstante la Organización Internacional del Trabajo denuncia que sólo un 32 % posee lo que se califica como un “trabajo decente”. ¡Menos de un tercio de los hijos e hijas de Chile tiene un trabajo decente!

Hay heridas en el Alma de Chile que pareciéramos no querer mirar de frente. Es más fácil congratularnos por los miles de millones de dólares que deja el cobre como ingresos extra, o las comparaciones que nos ponen como país algo mejor que los vecinos en ahorro, endeudamiento, o cuentas fiscales. Pero si sólo un 32% de los trabajadores de mi patria tienen trabajo decente, si el 10 por ciento más rico gana 40 o 400 veces más que una familia del 10 por ciento más pobre, entonces es tiempo no de festejar sino de orar y actuar.

El trabajador es “un luchador que exige respeto para su persona, pues, tiene conciencia de lo que significa ser hombre e hijo de Dios; batalla por conseguir, en unión con los otros trabajadores, las condiciones de una vida respetable, pues sabe que se le deben en justicia como recompensa de un esfuerzo que él realiza con honradez, devoción, alegría y espíritu de servicio social” , nos vuelve a recordar San Alberto Hurtado, amigo de los pobres de Chile, patrono de sus luchas sindicales.

Los empresarios con iniciativa, que han contribuido a colocar a Chile en un sitial expectante, deben comprender que la verdadera riqueza de una empresa está en sus trabajadores. Los trabajadores, que son el verdadero motor de la creación del capital, deben comprender que sólo unidos lograrán tener la fuerza necesaria para hacer sentir su voz. A unos y a otros la Iglesia ofrece su apoyo y compañía para recorrer la senda que nos lleve a la construcción de esta cultura de la solidaridad.

Que los apóstoles del Señor Jesús - pescadores artesanales, labradores, ex cobradores de impuestos - nos inspiren con su testimonio del Resucitado. Que San José Obrero, varón justo y solidario, nos sostenga en las horas de fatiga. Que San Alberto Hurtado y Santa Teresita de Los Andes iluminen sus tareas, animados por el ejemplo de laicos como Clotario Blest y Manuel Bustos, signos vivientes del amor al prójimo, especialmente en sus compromisos sindicales.

A Jesucristo el Señor, que trabajó con sus manos en el taller de Nazareth, al que constantemente trabaja en la Construcción de su Reino, al que nos invita a trabajar no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida Eterna, a Él sea el honor, la gloria y la alabanza y por los siglos de los siglos, Amén.

Fuente: www.iglesia.cl

5/02/2006

EL DESAFÍO DE LAS ESTRUCTURAS DE BASE DC

Hoy nos alegramos por los resultados obtenidos por la lista encabezada por la Senadora Soledad Alvear V. como la primera presidenta de la Democracia Cristiana en su historia, el pueblo DC ha dado su veredicto y en forma categórica respaldó la propuesta de “Un Partido para Todos”, resulta común señalar luego de un proceso eleccionario que no hay derrotados, la verdad que en las actuales circunstancias podemos reafirmar con mucha convicción que el partido y cada uno de sus militantes han triunfado, se ha ganado en participación soberana de las bases y se ha vuelto a encantar a militantes que por mucho tiempo fueron sólo espectadores del quehacer político interno.

Sin duda, pasadas las elecciones, evaluaciones y celebraciones, llega el momento de materializar un proyecto que logró una alta sintonía con la militancia de base, aquella que no conoce de conflictos y pugnas de poder propias de las instancias directivas, aquella militancia que no conoce de listas para ser parte de gobierno alguno, pero que sí tiene la profunda esperanza que éste partido encarne en cada dirigente y militante el sueño de lograr una mejor expectativa de vida para los chilenos y sus familias.

En lo inmediato, debemos hacer un llamado a todos los presidentes comunales y provinciales, que hagan un tremendo esfuerzo de sumarse a la tarea de proyectar un partido más abierto, inclusivo y en sintonía con la gente, entendiendo que en la gran mayoría de los casos el desgaste de un período de largos tres años, desde mayo de 2003, ha provocado desazón e inmovilismo.

La Democracia Cristiana debe recuperar el permanente y necesario debate interno, en un clima de fraternidad y respeto, siendo capaces de concretar un proyecto de país, con la fuerza y energía que sólo puede dar la profunda convicción de querer representar a la inmensa mayoría de chilenos(as), que esperan mejores oportunidades de una sociedad aun dividida por profundas desigualdades en lo económico, social y cultural. Reflexionando a partir de las necesidades de los ciudadanos, de la débil sociedad civil, e incluso buscando soluciones prácticas a los abusos que se cometen en contra de ellos desde los más variados ámbitos de poder, esto es lo único que volverá a dar sentido al PDC y a cualquiera de sus corrientes de opinión.

Planteado el desafío, la tarea de llegar a buen puerto es de cada uno de nosotros, y no nos equivoquemos al pensar que basta con elegir una nueva mesa directiva nacional para que los frutos se den, estos vendrán en la medida que no exista ninguna tarea sin un militante responsable de ella. Ningún militante sin tareas.

La Democracia Cristiana es un partido intransablemente democrático, tolerante y plural, con un ideario inspirado en el Humanismo Cristiano y la promoción popular, con una praxis política consistente con el mismo, que la hace reconocible por los ciudadanos y que concita su apoyo, para liderar la construcción de una sociedad libertaria, esencialmente solidaria y cuyo proyecto de desarrollo está orientado hacia la justicia social.

Finalmente, sólo resta felicitar a la nueva Directiva Nacional del PDC, especialmente a Eduardo Abedrapo, por su disposición para representar a quienes creemos que aun podemos ser parte de un partido progresista, y no solamente una mera facción dentro de este.

Héctor Escobar Gárate

Presidente Distrital

Provincia Cordillera