4/21/2006

ACERCA DE LAS MEDIDAS PARA COMBATIR EL DESEMPLEO JUVENIL

Sin duda que uno de los temas que permanentemente es objeto de preocupación en el debate público es el desempleo y, particularmente, el desempleo juvenil. Si uno observa las cifras del INE para el trimestre Diciembre 2005-Febrero 2006, la tasa de desocupación a nivel nacional alcanza un 7,3%. No obstante, si miramos la tasa de desocupación de aquellos que tienen 24 años o menos, la cifra llega al 17,3%, esto es, más del doble de la tasa general. Este solo dato nos permite ver la magnitud del problema en Chile, situación que se repite en muchos países, incluyendo naciones desarrolladas. Es cosa de ver los recientes acontecimientos en Francia frente al proyecto de Contrato de Primer Empleo, promovido por el Gobierno francés para fomentar la contratación juvenil.

El Programa de Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet aborda este problema, poniendo el énfasis en que es necesario romper una de las barreras principales de entrada de los jóvenes al trabajo, cual es la falta de experiencia suficiente, y señalando que ellos además son los más desprotegidos en el mercado laboral, ya que cuando vienen períodos de baja en la economía son los primeros en ser despedidos, por la misma razón de tener menos calificación y experiencia. A continuación se plantean las siguientes medidas a implementar:

- Ampliación del programa de bonificación al contrato de aprendizaje para jóvenes, que actualmente financia el 40% de un salario mínimo por un año a contratos de 2 o más años.

- Creación de un subsidio especial para la contratación de los jóvenes en situación de riesgo que tengan entre 18 y 24 años.

- Facilitar los contratos de jornada parcial, el trabajo part-time o por horas y el teletrabajo para los jóvenes.

- Implementar mecanismos para incentivar la cotización de los jóvenes.

Por otro lado, dentro de las 36 medidas a implementar por el Gobierno dentro de los primeros 100 días se contemplan las siguientes referidas al empleo juvenil:

- Aumentar hasta 25 años la edad para calificar al programa de bonificación al contrato de aprendizaje, y aumentar el subsidio a un 50% de un salario mínimo.

- Enviar un proyecto de ley que establezca que el Estado pagará parte de las cotizaciones previsionales de los jóvenes de bajos ingresos que tengan un contrato formal de trabajo.

- Permitir los contratos por hora para los jóvenes, de modo que todo joven que estudia pueda también trabajar.

Al analizar las medidas propuestas, tanto para los primeros 100 días como para todo el período presidencial, se puede observar que ellas van básicamente en dos direcciones: por una parte, en subsidiar la demanda de mano de obra joven por parte de las empresas a través de bonificaciones u otro tipo de incentivos y, por otra parte, en la línea de introducir mayores elementos de flexibilidad laboral en la contratación de jóvenes.

En mi opinión, ambas líneas de orientación son sin duda un aporte para favorecer y/o facilitar la contratación de jóvenes. No obstante, creo que no abordan dos situaciones que me parecen fundamentales. En primer lugar creo que no están referidas a atacar el problema ya señalado de la falta de calificación y de experiencia de los jóvenes que buscan trabajo, mejorando la oferta que este segmento de la población activa realiza al mundo productivo. Ello significa necesariamente vincular en mucha mayor medida educación y trabajo, de modo tal que el paso de una a otra etapa en la vida de un joven, no sea un corte drástico sino un proceso mucho más gradual. Incluso se debe considerar dotar a los jóvenes de mayores herramientas que promuevan el emprendimiento, y no sólo apuntar siempre al trabajo dependiente.

En segundo término, tampoco se aborda el problema de la creación de mayores puestos de trabajo, ya que es el principal factor que haría reducir el desempleo y, particularmente, el desempleo juvenil. No sólo se requiere incentivar y bonificar la contratación de jóvenes, sino que también se deben aumentar los puestos de trabajo ya que, de lo contrario, sólo estaremos cambiando trabajadores con más experiencia por trabajadores más jóvenes, desplazando en consecuencia el problema de la desocupación en vez de solucionarlo. Pienso que la creación de nuevos empleos no puede quedar entregada sólo al crecimiento económico, sino que se requiere un rol más activo por parte del Estado, especialmente respecto de las pequeñas y medianas empresas, que son altamente intensivas en uso de mano de obra, como tantas veces se ha señalado.

José Castro

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