2/24/2007

Transantiago II

La derecha tiene la culpa

Pensaba, ingenuamente a estas alturas, que con la muerte del innobrable primer infante de la patria, se acababa el responsable de todos los males y nos haríamos cargos de las promesas hechas para el plebiscito y en cada uno de los programas de gobierno de la Concertación.

El camarada vicepresidente dijo algo así como …

Abedrapo sostiene que la derecha es en buena parte responsable de los problemas del país y en este caso del sistema de transportes. Con la gestión del Capitán General se liberaliza entre otras actividades económicas el transporte público y sus herederos se muestran carentes de ideas y califican con distinción máxima para obtener un doctorado en crítica, ¿debe la oposición ser creativa y propositiva?, no es su negocio, logros del gobierno son capitalizados por éste y no por ellos, o acaso le reconocimos en su minuto méritos el benemérito y sus secuaces.

Ellos es cierto, al menos podrán certificar ese estado académico, no como algunos frescos y frescas que llegan a inventar carreras y se llenan de letras “C” al presentar sus credenciales académicas, y vamos “actualizando” o “manteniendo” las páginas web de los servicios y reparticiones. Sobre este aspecto puntual, reconozco el valor de la letra “R” cuando los uniformados pasan efectivamente a retiro, y la letra “L” en los pasaportes de los exiliados, entonces ¿qué es una letra “C” en los currículums?, ¿candidato a qué?.

Es verdadero el tema de la liberalización del transporte público, imposible olvidar el fomento a la actividad emprendedora que hicieron los militares y su equipo: miles de buses, taxibuses, taxis y colectivos, el mercado regula y nos acostumbramos a una oferta muchas veces superior a la demanda con micros a cada rato y recorridos duplicados, pero también desconocimos el potencial perverso que ello significaba: ineficiencia, mala calidad en los servicios, mayores costos, constitución de carteles operando estos servicios, contaminación y congestión.

Cuesta entonces encontrar argumentos para defender el paradojalmente antiguo sistema de transportes, mal que mal las micros amarillas repintadas y en precarias condiciones siguen prestando servicios y somos testigos atónitos de las maniobras del señor Navarrete para hacer funcionar a su manera Transantiago, entiendo que es el mismo quien junto a otros notables paralizaron la ciudad hace algunos años, en un acto ilegal por el cual fue procesado y entiendo condenado (no lo puedo afirmar pues no me consta).

Primera certeza, el modelo de transporte público estaba agotado, la inseguridad, el mal servicio, el alto costo económico y ambiental, la congestión de las vías, el modelo de organización empresarial, las condiciones laborales de los choferes, la existencia de economías informales relacionadas (vendedores, cantantes, relojeros, sapos, lanzas y otros oficios), la inseguridad de los pasajeros son parte de la variables críticas que justificaron el revolucionario cambio. No puede y debe existir una vuelta atrás, modernizar el transporte público en Santiago, y en el país, es una necesidad que no resiste más postergaciones, y en esa dirección Transantiago no solamente es necesario, sino muy bienvenido.

Segunda certeza, la población de Santiago (y de otras ciudades) se merece un sistema de transportes moderno, eficiente y de alto estándar, un sistema que promete entre otras cosas: eficiencia, puntualidad, ahorro, buenas condiciones de trabajo, servicio de calidad, conductores respetuosos, ordenamiento de las vías, seguridad y comodidad, menor congestión y contaminación, cumplimiento de las leyes y normas por los empresarios, y un trascendental cambio cultural de todos nosotros como usuarios del mismo.

Esas son las promesas y parte de las exigencias oficiales de Transantiago, por consiguiente el análisis, me parece, debe enfocarse a la revisión de ellas promesas y a su proyección, por cuanto sobre estos aspectos visibles para los habitantes de la ciudad, es factible hacer las primeras evaluaciones y proyectar razonablemente lo que se viene en marzo, con 1 millón de escolares y otros miles de universitarios, más los que volvieron de vacaciones.

Las promesas del cambio, haciéndonos responsables

Para un usuario del transporte público, bus o metro, los siguientes podrían ser elementos de evaluación del nuevo sistema de transporte:

1. El costo del servicio, en dinero, ¿es más caro o más barato hacer los viajes con Transantiago?, la tarifa plana hasta agosto garantiza que el viaje entendido como origen – destino cancele por ahora un valor único de $ 380, lo cual no es más caro que con los buses amarillos, con excepción de Metro en su horario punta.

Primera precisión, la tarifa plana no significa que el valor suba o baje, y eso no lo tiene claro la población y la probabilidad que el valor del viaje cambie, no es menor por cuanto al polinomio del Ministerio de Transportes se agrega el equilibrio o desequilibrio entre los ingresos y egresos del sistema, variable desconocida hasta la fecha, pero de pesimista pronóstico. El comunicado de prensa del 11 de enero, firmado por el Ministro de Transporte, deja abierta la interpretación de “congelamiento de la tarifa”, es una situación delicada por cuanto se desliza una promesa que no es manejable por la autoridad, y que de ser manejada inevitablemente rebotará en el bolsillo de las personas, no es posible contener artificiosamente la tarifa del transporte.

Promesa parcialmente incumplida, tarifa pareja en todo el sistema, Metro en su colapso encarece el sistema y decide por la vía del incremento en los costos para los usuarios expulsarlos del sub suelo, reconociendo que su tarifa punta es inferior a la anterior, aunque extiende los horarios de la tarifa punta

La Tarifa Plana es la solución de corto plazo a la ineficiencia del socio tecnológico, que no puede garantizar que los validadores funcionen adecuadamente, cobrar el valor que corresponde para cada validación e integración, cuestión no resuelta y postergada hasta agosto, lo cual significa una merma en los ingresos del administrador financiero y una amenaza de alza en las tarifas por esta variable.

2. Uso del tiempo, los usuarios deben destinar más tiempo al transporte, al parecer no hay ganancia real de tiempo, salvo para los usuarios del Metro, y los factores son los siguientes: mayores tiempos de espera en los paraderos, existencia de transbordos (dos, tres e incluso cuatro), mayor distancia potencial de desplazamiento desde el hogar o el trabajo, mayores tiempos de espera para acceder a los buses y a los carros de Metro en hora punta por los atochamientos, mayor tiempo para subir y validar por el cambio de medio de pago.

Pendiente está la evaluación de la oferta de medios y la frecuencia según horarios. Promesa completamente incumplida, las personas no han ganado tiempo por Transantiago, de hecho se están levantando más temprano, Metro comenzará su servicio antes y los reclamos por los servicios nocturnos no se hacen esperar. Error de la autoridad, no indicar tempranamente que Transantiago es un proceso y se contemplan grandes obras al menos hasta el año 2010, corredores exclusivos y vías segregadas, son parte esencial para garantizar los tiempos de desplazamiento, y ello está en pleno desarrollo, pocos conocen el detalle de estas medidas en progreso, y es contradictorio un lanzamiento con tantas situaciones pendientes.

3. Calidad de los Servicios, el reciclaje de máquinas antiguas y en regular estado, que cumplen con lo establecido en las bases de licitación, igual representan una suerte de engaño para los usuarios, buses en condiciones precarias y conductores que no respetan a las personas, se mantienen en circulación incrementando la insatisfacción de los habitantes de Santiago.

La operación de dos empresas cuyo gerente tiene un dudoso historial resta credibilidad al sistema y los hechos lo demuestran, las multas de la Inspección del Trabajo a los operadores se empinan sobre el millón de dòlares, y los noticiarios festinan con los baños de los “modernos terminales”, algunos de ellos clausurados por la autoridad municpal correspondiente.

Cabe preguntarse entonces ¿cuándo será caducada la concesión?, no cumple con los recorridos ni la oferta de buses, presenta conflictos laborales, sus terminales son clausurados pues no cuentan con las condiciones de trabajo comprometidas para la licitación, ¿qué se necesita para cerrar sus empresas?, simple … pantalones de la autoridad para hacer cumplir la ley, ¿o será que este Señor (así, con mayúscula) es el Yuri Orlov del transporte en Santiago[1]?. Habrá que esperar, hoy la calidad global es disímil entre los diversos concesionarios, y el servicio de algunos de ellos no nresponde a lo prometido en este aspecto.

4. Seguridad y comodidad en el uso de los medios de transporte, se promete eliminar factores de riesgo como las carreras, trabajo múltiple del conductor (manejar, cortar boletos, evitar evasión y asaltos, atender las consultas y reclamos de los pasajeros), puertas abiertas, vendedores, cantantes y asaltantes ambulantes.

Promesa incumplida, la modernización se hace a la chilena, parcialmente, entonces grupos de presión como los artistas callejeros logran 400 permisos para trabajar en los buses (espero que en horario valle pues en horario punta si logran subir, dudo que puedan pedir plata pues los buses van rebalsados), al parecer falta poco tiempo para que los vendedores hagan lo mismo.

Hay esperanza para los sapos y relojeros, la maravilla tecnológica tiene problemas con la administración de las frecuencias, parece que tienen una oportunidad. Los buses superados por la demanda viajan con sus puertas abiertas, las personas bajan por cualquier lado, supongo que eso se regulará con el paso del tiempo.

Sobre la comodidad, la autoridad ministerial no se ha pronunciado sobre los nuevos buses, pero es necesario desarrollar competencias específicas para utilizarlos: patinaje en días de lluvia, cojines para los riñones y otros adminículos de seguridad como protectores de cabeza.

5. Descontaminación y descongestión, promesa cumplida, es verdad, las calles de Santiago se muestran más expeditas y el ruido ha bajado, la exigencia en el cumplimiento de la norma ambiental es satisfactoria, aunque no mérito exclusivo de Transantiago, pues desde el 2002 se exige la norma Euro III, felicitaciones entonces.

Retirar buses y racionalizar recorridos es un medida extraordinariamente positiva, falta complementarla con al análisis permanente de la cobertura para solucionar aspectos puntuales, es conveniente avisarle a la población que ello se hace de acuerdo a un análisis continuo, donde cada empresa presenta su plan de ajuste.

Es impresionante circular por avenidas como Alameda, Américo Vespucio, Providencia y muchas otras, donde las calles están prácticamente desocupadas, permitiendo avanzar hacia una circulación mas expedita de buses y automóviles, teniendo mucho cuidado, la crisis inicial de Transantiago en período de baja demanda puede ser un incentivo perverso para favorecer la utilización de los automóviles, si ello ocurre la promesa de contener la caída en el uso de los medios público es probable que tampoco se cumpla.

Una mala calidad del servicio, reflejada en una oferta en recorridos y frecuencias insuficientes en catidad, cobertura y horario; aglomeraciones e inseguridad en los pasajeros, incertidumbre en el modelo tarifario, infraestructura parcial y de mala calidad, pueden conspirar severamente contra Transantiago, no se debe perder de vista estos ejes del sistema.

6. Infraestructura de Paraderos y Estaciones de Trasbordo, dotados de insuficiente información y parcialmente habilitados, estos puntos de acceso al sistema no están cumpliendo con su objetivo.

Las estaciones de transbordo de alto costo, se calcula su valor en no menos de $ 20 millones, no tienen la capacidad física suficiente para recibir a los 1.000 usuarios en horario punta y quedó de manifiesto su precariedad el día de lluvia, además se proyecta su adaptación para servir como puntos de validación anticipada, lo cual siendo una interesante solución, posiblemente hagan demorar el acceso de los usuarios y los tiempos corren en contra de ellos, por el modelo de integración totalizado en 90 minutos para realizar el viaje.

Sería muy conveniente que los buses llevarán más información sobre sus recorridos y paradas diferidas, para reforzar el conocimiento y comprensión de los usuarios sobre los cambios en el transporte.

7. Derroche de recursos, los arreglos de la Alameda sirvieron para que el entonces intendente Trivelli, descorchara champaña al son de “Cumplimos”, tiempo record, varios accidentes de tránsito con lamentables consecuencias y bastantes reparaciones para superar las imperfecciones de los trabajos..

Sin embargo, al observar los trabajo en alameda, quedo atónito al observar la construcción de estaciones de trasbordo en esta avenida, ¿cuánto costó el metro cuadrado de arreglos?, espero que sea irrelevante para el ciudadano medio, porque indudablemente es irrelevante en este sistema global.

Buena parte de esas estaciones de transbordo son levantadas en pistas reacondicionadas por Transantiago, deben ser millones botados por errores de planificación, y no recuerdo la cifra de heridos y muertos por atropello en esos períodos de reparación.

8. Otros temas, Transantiago en su modelo organizacional consagra la opción por la concentración económica, pocas empresas manejan un mercado de US$ 700 millones anuales, se crea una empresa concentradora que es el AFT, compuesta por Bancos y Sonda (“el de las lucas”), se extermina la microempresa del transporte (dejando una estela de miles de deudores por impuestos y ante Metalpar, cuyos vehículos están embargados y depreciados), la cual subsiste bajo la sombra del Señor Navarrete y sus dos servicios troncales, lo notable está en que el modelo de concentración fue desarrollado por la derecha y perfeccionado por la Concertación.

Camarada Abedrapo, yo espero sinceramente que Trasantiago (Valparaíso, Concepción y las ciudades que vengan) realmente funcione, es un proyecto maravilloso que puede mejorar la calidad de vida de buena parte de este país.

He tenido la oportunidad de trabajar directamente en la implementación de esta iniciativa, por ello he sido testigo de los aciertos, errores, improvisaciones y de la soberbia de nuestras autoridades.

La improvisación no es culpa de la derecha.

Los errores del socio tecnológico fueron anunciados hace bastante tiempo y explican la postergación de octubre de 2006 a febrero de 2007, la falla en los programas de administración de flotas, las debilidades para enfrentar las amenazas de un concesionario, la ceguera de Transantiago Informa y su tecnocracia para realizar la campaña comunicacional (la culpa no la tiene Zamorano y su cinturón Armani), el diseño de los recorridos con datos obsoletos, la reacción tardía para enfrentar la cesantía de miles de personas formales e informales, los detalles en la construcción de obras, definitivamente no son y tampoco pueden ser resposabilidad de la derecha. Transantiago es una obra del Gobierno de Chile, aunque los problemas se los endose la autoridad a los privados, en la publicidad salen los cubos del gobierno, no el logo de los Bancos ni del consorcio TCS.

Seamos responsables con nuestras promesas, sigamos las enseñanzas de Fernando Flores (ese que habla de crear confianzas, en la competencia, en la sinceridad), no abusemos de la humildad y sentido común de las personas, para nosotros la micro o los nuevos buses son una alternativa de transporte, para la mayoría no hay otras opciones, tenemos los variables para ir monitoreando y evaluando las grandes y revolucionarias obras de la Concertación, en un modelo de gobierno que se hace cargo de la herencia de la derecha perfeccionándola, pero reconozcamos nuestras debilidades, mediocridades y corrupciones.

Transantiago, Chiledeportes, el Puente de Chiloé, la corrupción en el Estado con los sobresueldos y las licitaciones, los problemas en el S.I.I., la discrecionalidad y caza de brujas en otros servicios, los falsos títulos universitarios de altas autoridades no son responsabilidad de la derecha. La descomposición moral y ese afán casi pornográfico por el poder son problemas de la Concertación, por su incapacidad de reorientar su acción política presente en función de aquellos lejanos valores que inspiraron la recuperación de la democracia como son el respeto, la tolerancia y la decencia en el servicio público, son personeros de la Concertación los que han abierto las puertas para la instalación, mantención y promoción de mediocres y oportunistas.

Asumamos y no externalicemos los problemas y equivocaciones utilizando, graciosamente, a la derecha para justificar nuestras miserias. En este tiempo no es aceptable echarle la culpa a la micro, por llegar atrasados al trabajo.

Espero que en la próxima elección presidencial, el argumento para votar por la Concertación sea impedir que gobierne la derecha, como insistía Balbontín en el CED antes de la 2da vuelta para elegir a la señora presidenta, el mismo argumento fue con Lagos, ¿será igual con un candidato o candidata nuestra?.

Hay que recuperar el orgullo de ser Concertacionistas, y eso se hace con valores y con trabajo honesto, de calidad y con dedicación, no mirando hacia el lado cuando cometemos errores por acción y, especialmente, por omisión. Esos valores existen, están representados en las grandes figuras y las personas de trabajo de este país, a ellos se debe el partido y la coalición gobernante.

Por Miguel Garcia

[1] Nombre del personaje, traficante de armas, interpretado por Nicolás Cage en la cinta “El Señor de la Guerra”, recomendable, cualquier semejanza es eso, semejanza.

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