Tendremos oportunidad en este congreso y en muchas más ocasiones de anticiparnos a la historia aportándole juicio, realismo y, sobretodo, propuesta, sin necesidad de ser columnistas del mercurio, la segunda ni el financiero, con la máxima incomprensión y, acaso, tildados de ignorantes.
Concurre calidamente Yerko, esté en la que esté, con su “DC de raíces claramente progresistas” y más rato, complementándolo, el Wielandt con su “entre vanguardia y centro”, para referir que algunos, al menos, no consideramos el neo-conservadurismo ni el neo-socialismo en nuestras raíces ni en nuestra acción.
No soy quien, ni nadie lo es, para descalificar el pensamiento ajeno, pero sostengo que el PDC -que quiero- debe ser un instrumento de liberación, pujante de los cambios necesarios para la equidad y acérrimo promotor-defensor de la virtud de los seres humanos.
Contextualizado, acudimos a una ética pobre, donde el axiologismo modernista lo permisa todo con una sagaz eufemística. Así, relega la cosa moral al plano de la controversia valórica para que conservadores y social-demócratas se den un festín con la democracia en el mundo, mientras no se toque la providencia científica de la economía, mientras los DC en Chile no encontramos como calzarle.
No es fácil alternarle a este escenario de pináculo individualista, donde todo, absolutamente todo, es capital, dirigido como flecha al momento en que “facture el sol”.
Mas, la cuestión no es entre Estado y Mercado, sino que al segundo concurrimos todos con más ventajas o menos, mientras el primero es, a la vez, un agente y un paciente que interviene mucho o poco, según sea el poder avaro de los codiciosos de todos los tiempos.
Aquí veo el asunto a resolver, pues vivimos tiempos de altísima concentración de la propiedad, al punto -casi irreversible- de estar condicionando el accionar político.
Esta realidad impide sostener la promoción del “Bien Común” como meta personal, pues está fuera de las reglas del juego. Aquí, se constriñe toda la inteligencia, pues del esfuerzo de todos, sólo unos pocos sacan provecho. En consecuencia, los todos no ven reflejados sus aspiraciones e intereses en el Estado ni en nada que se le parezca y, a falta de oportunidad, predomina el “sálvese como pueda”
Claro que conservadores y social-demócratas, unidos al fin, se mantienen avalando la presión reformista microeconómica, que están exigiendo los concentradores, donde incluso terminarán imponiendo su idea de que el gasto social sea definido y ejecutado por ellos mismos, haciendo que parezca innecesaria la tributación. Ni hablar de la seguridad en el empleo, y la competitividad de sus empleados mayores (
El Estado del PDC –que quiero- debiera ejercer todos los mecanismos para garantizar la competencia y, el principal de ellos debiera ser invertir directa e indirectamente, generando empleo y activando a
Entonces, más allá de lo profundo o no, del congreso en marcha, hay una inteligencia colectiva, que está pujando por lo mismo de siempre, aquello que nos pueda acercar un poco más a la divinidad; la trascendencia del hombre de la que hablaba el humanismo integral, lo que ha de desconstruirse para volver a “tomar el hilo del hombre y seguir por sus laberintos”, en aras de la libertad, de una comunidad de hombres plenos. Etc.
Alejandro Salas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario