4/21/2007

Dura crítica de Ricardo Ffrench-Davis a últimos ministros de Hacienda:

"Nos hemos ido deslizando a las políticas de la primera mitad de Pinochet" ''Se va acentuando la visión de que el mercado por sí solo resuelve bien demasiadas cosas''.

"Acá se pasa de una elección donde se pretende escuchar a todos, y después se escucha demasiado a quienes no son los electores, al mundo de los spreads".

"Las políticas sociales distributivas no dan, no alcanzan para resolver los problemas".

En pleno cambio está el economista ícono de los oficialistas, críticos del modelo que está implementando la Concertación. Ricardo Ffrench-Davis se traslada en unos meses más de sus tradicionales oficinas en la Cepal al departamento de Economía de la U. de Chile, desde donde seguirá cuestionando las políticas monetarias y fiscales. Incluso se le sindica como asesor principal del ministro del Interior, Belisario Velasco, en estas materias, quien lo consultaría en busca de argumentos para oponerse a su par de Hacienda, Andrés Velasco.

El lo niega: "lo conozco hace mucho tiempo, tengo un enorme aprecio por él, pero es distinto a ser un asesor formal". Su rol público, asegura, hoy se concentra en la presidencia de la Comisión Económica Social (CES) de su partido, la DC.

Viene llegando de varias semanas de viajar por distintas partes del mundo donde ha compartido escenario con distintos premios Nobel. Al ver el plan Chile Invierte, su primera impresión fue de sorpresa: "¡esto es para el 2% de los chilenos!, la internacionalización del peso, ¡por Dios! ¿qué espacio hay para las pymes?, ¿a cuántas empresas llegará la plena integración al mercado financiero? Quedé muy impresionado".

No obstante, no quiere aparecer frontalmente contra el titular de Hacienda porque, dice, es una buena persona, honesta, brillante. Recuerda que la última vez que estuvieron juntos fue durante la campaña de la actual Presidenta en París -"nos dejó botados un Air France, nos tuvimos que bajar en Sao Paulo y llegamos muchas horas después a Santiago"-.


"No quiero criticarlo, pero es la autoridad de mi gobierno, por el cual voto y seguiré votando, y haciendo trabajo voluntario. Entonces quisiera que tuviera mucha independencia analítica respecto de lo que nos dicen desde Washington".


Hace mucho tiempo que su caballito de batalla eran y siguen siendo las pymes. "La gran desigualdad se da en los mercados, son tan grandes que las políticas sociales no son suficientes para una economía como la chilena que no es rica, tiene ingresos de US$ 10 mil por habitante, aunque tengamos mucha platita en un fondo".


"Acá se aplicó el modelo único"


-¿Las autoridades se han olvidado de crecer con igualdad?


-Está en el discurso, pero no adecuadamente en las acciones. El desarrollo de las pymes está en el corazón de construir equidad, todo lo demás es un volador de luces, es autoengañarse, es no entender cómo funciona la economía.


-Pero Velasco ha sido el ministro que más medidas ha sacado para este sector, ¿no ayudan?


-Hay varios granos de arena, lo que es mejor que nada; pero para cambiar el escenario hay que dar una señal muy poderosa, y eso no se nota, si ni siquiera han escuchado a las pymes. El mensaje de campaña era combatir la desigualdad y en economía ha ido muy lento cuando llevamos un 30% del período presidencial; dialoguemos, movámonos rápido y escuchemos a quienes hay que escuchar.


-¿No fue una señal que Velasco, al asumir, haya visitado primero a la CUT?

-Fue un paso inicial, muy positivo, pero cuando uno regresa al país mira sorprendido cómo se revirtió.


-¿Por qué los ministros de Hacienda terminan hablando con los grandes empresarios?

-No se trata de estar en contra de los grandes, sino de trabajar para la suma y para los que están más atrasados y necesitan más apoyo para desarrollarse. Tenemos el objetivo de crecer con equidad, ambos, uno no basta, no podemos repartir pobreza, ni sólo crecer con el 10% de las empresas. En términos de venta, mejoramos entre 1990 y 1998 , pero después, hasta 2006, retrocedimos.


-¿Qué pasó?


-Nos hemos ido deslizando más a lo que fueron las políticas de la primera mitad de Pinochet, a la visión más mercadista, más economicista, que entiende menos de la heterogeneidad de los actores en la economía, que debe tener políticas diferenciadas, entender que algunos son muy modernos y a otros hay que ayudarlos a modernizarse, y que no tenemos suficientes sistemas para equilibrar terreno. Se va acentuando la visión de que el mercado por sí solo resuelve bien demasiadas cosas.


-Ese fue el modelo de los Chicago y los dos ministros de estos períodos (Eyzaguirre y Velasco) vienen precisamente de EE.UU., ¿hay una misma visión?

-Hay un patrón común de hacer las cosas, un porte igual para todos, el modelo único: hay una forma de hacer macro, de hacer política cambiaria (tipo de cambio libre), y necesitamos políticas adecuadas a las situaciones de cada país.


-¿Cómo los calificaría?


-Respetuosamente de neoliberal. Hay una visión muy dominante: la del consenso de Washington. Hay una expresión muy intensa del fracaso de ese tipo de políticas, de la macro de dos pilares con inflación baja y orden fiscal, que son exitosos pero fallan cuando hay cinco años de recesión.

-¿Como sucedió entre 1999 y 2003?


-En ese período crecimos al 2,6%, eso es un fracaso enorme para un gobierno que quiere hacer crecimiento con equidad y no logra ninguno de los dos. Una economía que tenía un montón de atributos para marchar al 6%, al 5%, y en 2006 marcha al 4%, esos dos puntitos son US$ 2.500 millones que se dejaron de producir: empleos, salarios, utilidades, ingresos tributarios que se perdieron para siempre.

-¿Falta creatividad, audacia?


-Creo que sí, algunos que se dan cuenta dicen que es peligroso, arriesgado, 'me sugieren de afuera que no lo haga', entonces no.

"La discusión no es mercado o estatismo"


-Pero tanto Hacienda como el Banco Central destacan la importancia del bajo riesgo país y tasa de interés, ¿no está de acuerdo?

-Son preocupaciones extremadamente parciales, cuando uno está en Luxemburgo esas cositas funcionan bien porque son economía con mercados completos, ordenaditos, buena educación, actores uniformes. En Chile no; hay una heterogeneidad espantosamente desigual; los que ganan el mínimo versus los que ganan 50 veces eso. ¿Para qué quiero bajo riesgo? para atraer inversiones, tener crédito, pero los flujos están saliendo, hay facilidad para irse y menos atractivo para entrar porque la economía no está vigorosa.


-¿Y qué faltó para crecer más?


-Pensar cómo cada política impacta a la equidad, a la pyme, a los informales, hay que reaccionar cuando se ven las fallas, no tengo que concentrar mis reformas sólo en las grandes empresas. Si no mejoramos la productividad de las pymes, tendremos crecimiento de vez en cuando, no sostenible, desigualdad y conflicto social.


-Muchas personas dicen que la pyme es como "un saco" donde caben muchas cosas.


-Entonces tienen que recorrer el país, escucharlos más. La justicia social no es sólo la reforma previsional ni el seguro de cesantía, lo fundamental son las correcciones al modelo, avanzar más fuertemente, que es lo que planteamos los cuatro partidos en la campaña.

-¿Qué concretamente entiende por corrección al modelo? Para algunos significa volver a la economía centralizada.


-Tenemos que salirnos de las mentes extremistas, del tremendo ideologismo -esto o el caos- porque así nunca se podran mejorar las cosas. Los países que no buscan nuevos senderos y siguen con más de lo mismo fracasan. En esto se trata de corregir las imperfecciones de funcionamiento actual.


-¿Es seguir entonces con el mismo modelo o cambiar?


-Es una economía de mercado. Japón, Corea, Francia, Canadá, Dinamarca, lo son pero todas con variantes muy regrandes. La discusión no es mercado o estatismo sino mercado donde hay empresas públicas y privadas, donde el Estado tiene un rol regulador, usa el sistema tributario para dar señales. ¿Qué queremos? No se crece , si al mismo tiempo no se está distribuyendo productividad, no plata.


-¿Coincide con el senador Carlos Ominami en que el gobierno terminará en deuda con la distribución del ingreso, justo una Presidenta que se la juega por más seguridad social?


-Las políticas sociales distributivas no dan. Podemos avanzar en la dimensión social, pero eso no alcanza para resolver los problemas, alivia las urgencias, pero uno tiene que tener acción en crecimiento con equidad, y en eso estamos mucho más débiles. Hay avances, sin duda, varios granos de arena, pero necesitamos una corriente permanente y veo graves contradicciones.


"No hay que abusar de la paciencia de la gente"


-La idea de agilizar la depreciación, ¿es o no un grano de arena?


-Es una medida que favorece a todos los que están en condiciones de invertir en proporción a su intensidad de capital, y por lo tanto favorece más a los grandes. Eso evidencia cómo estamos distribuyendo los incentivos, por tanto no corrige lo que nos falta, aunque sí ayuda a reactivar. No es la agenda que necesitamos, está bien, pero es una medida.

-¿Debería aprobarse?


-Espero que haya una corrección del proyecto, que se acompañe con muchas propuestas. Es la oportunidad de proponer un paquete integral de apoyo a la pyme, que en el camino haya un diálogo fuerte entre las autoridades y los dirigentes, y nos salgamos desde un enfoque financierista del over night hacia un apoyo intenso al desarrollo productivo.

-Ustedes en la Comisión Económica han hecho varias propuestas para la pyme. ¿Le habría gustado que los parlamentarios de su partido se la jugaran más por ellas?


-Bueno... están las premuras, sé que me llamaron la semana pasada pero no estaba en Chile. Es que no hay un diálogo adecuado en estos temas. Acá hay propuestas técnicas, debatidas por personas que saben, con economistas, cientistas políticos, con el apoyo de todo el partido, se presentan y no hay oídos, hay una falla democrática y técnica y se sale ante la opinión pública con los legítimos representantes de las grandes empresas, ellos no son pymes. Esa es una queja que he escuchado... hace tiempo que vengo diciendo que no hay que abusar con la paciencia de la gente, y hemos abusado...


-Pero la gente tiene harta paciencia. Se notó con el Transantiago.


-Son pacientes, pero va cambiando el entusiasmo con que vota la gente y eso es muy preocupante. Uno que ha conocido la experiencia de otros países, Ecuador, Argentina, Venezuela, ve de repente partidos que tenían 30% que quedan en 5%. Se va minando la confianza aunque se obtenga el 51% de los votos, la gente sigue votando pero con frases como 'ya no me siento representado, qué le voy a hacer', eso es un fenómeno intenso.


-¿Eso podría abrir la puerta al populismos?


-Indudablemente, es la siembra para el populismo, estamos abusando...


-¿Qué siente al haberse convertido en el cuco de los empresarios en Chile cuando en Washington se codea con premios Nobel?


-Impresiona, es un problema de primitivismo, mala adaptación a la democracia, no se ha aprendido que necesitamos pluralismo. Lo interesante es que se habla de una persona que tiene cero interés en cargos, tengo interés en transmitir mis ideas, ¡fantástico si llegan a las autoridades!

-¿Cero interés en cargos?


-Preferiría que los ministerios fueran muy receptivos a las cosas que han estado transmitiendo muchos técnicos de la Concertación en distintos ámbitos. Por la excelente opinión intelectual que tengo del actual ministro, creo que es una persona que puede escuchar, abrirse a las voces para poder cumplir el programa de la Presidenta. En el plano económico aún se es muy antidemocrático, se pasa de una elección donde se pretende escuchar a todos, y después se escucha demasiado a quienes no son los electores, al mundo de los spreads... no hay que darles una preeminencia absoluta.


"Me siento muy representado por Adolfo"


-¿Usted se siente representado por las declaraciones del senador Adolfo Zaldívar DC, contra el modelo?


-Sí, en eso, pero también con la Soledad (Alvear, presidenta de la DC). Incluso, la bancada de diputados, tanto colorines como alvearistas, me dicen que se sienten muy representados.


Me siento muy representado cuando Adolfo habla de corregir, o los presidentes de partidos hablan de acentuar... porque este país es mucho mejor que en los 90. Un ejemplo: en la dictadura el salario mínimo se achicó, nosotros lo duplicamos, ¡no me digan que es el mismo modelo!


Fuente: La Segunda, por Miriam Leiva.

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